El refugiado de los insectos y las cuevas
«De las batallas perdidas, sale un ganador. De las batallas ganadas, sale un perdedor» reza una de las letras del grupo musical vallisoletano Celtas Cortos.
Lo que parece claro es que si hablamos de ciencia, una rama del conocimiento predominantemente colaborativa, una guerra suele conllevar muchas más pérdidas que beneficios. Muchas carreras científicas se ven truncadas o disminuidas y otras continúan en un país que acoge al científico exiliado, redundando las nuevas aportaciones científicas al país que brinda el asilo. Esto último fue lo que ocurrió con Cándido Bolívar Pieltáin, un destino que se puede considerar duplicado, puesto que su padre, Ignacio Bolívar y Urrutia, corrió la misma suerte.
Cándido Luís Bolívar Pieltáin nació el 15 de Abril de 1897. Su padre, Ignacio Bolívar y Urrutia, fue catedrático de Entomología (es la rama de la zoología dedicada a los insectos) de la Universidad Central de Madrid, fue jefe de la Sección de Entomología del Museo de Ciencias Naturales y en 1901 fue nombrado director del Museo, dándole un nuevo impulso, fruto del cual en 1910 se trasladó a su actual ubicación frente al paseo de la Castellana, alcanzando así una sede digna. Ignacio fue el mayor experto en Ortópteros (un grupo de insectos que incluye a los saltamontes, los grillos y otras especies similares) de España y uno de los mejores en el mundo. Cándido Bolívar se vería muy influenciado por el trabajo de su padre y se pueden apreciar muchas similitudes entre ambas carreras, si bien la obra de Cándido Bolívar incluso tuvo mayor alcance que la de su padre.
Cándido Bolívar Pieltáin comenzó sus estudios en la Institución Libre de Enseñanza, para después cursar Bachiller en el Instituto de Enseñanza Media de Ciudad Real en 1911. Tras ello, completó la licenciatura en Ciencias, sección de Naturales, como alumno libre, concluyéndola en 1914 cuando contaba con diecisiete años. A esa edad ya había publicado una quincena de trabajos en el campo de la entomología, sin duda auspiciado bajo la instrucción de su padre. Destacan una monografía de ortópteros lacústidos y algunos trabajos sobre cuevas y los insectos cavernarios denominados troglobios que en ellas encontraba. Se le considera uno de los primeros impulsores de la espeleología, la ciencia que explora el origen y la formación de las cavernas y las cavidades subterráneas.
A la vez que cursaba sus estudios superiores desarrolló diversos trabajos sobre la taxonomía de los insectos en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, institución que ya dirigía su padre. Por aquel entonces, Cándido Bolívar figuraba en el Museo como agregado y en 1917 pasó a ser Conservador Interino, hasta que en 1922 fue nombrado Jefe de la Sección de Entomología del Museo. Paralelamente, y también en 1922, obtuvo por oposición la plaza de catedrático de Zoología de Articulados Vivientes y Fósiles de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Madrid. Todo este trabajo, fundamentalmente centrado en la investigación de la fauna de las cavernas, desembocó en múltiples viajes que le llevaron a explorar la Península Ibérica y otros países como Marruecos, Italia y Estados Unidos, además de participar en congresos internacionales de Zoología y Entomología.
Junto a su padre y otros colegas entomólogos, en 1925 Cándido participa en la creación de la revista Eos, que sería la vía de expresión de la Sección de Entomología del Museo Nacional de Ciencias Naturales, de la cual era jefe desde hacía tres años. También colaboró estrechamente con la Real Sociedad Española de Historia Natural donde llegó a ser Vicesecretario de 1926 a 1928 y posteriormente Secretario primero a partir de 1929.
Era común en la época que los grandes pensadores e intelectuales sea cual fuera la disciplina en la que destacaban, desempeñaran además un papel activo en los asuntos políticos, sociales y culturales. Cándido Bolívar Pieltáin no fue una excepción, de hecho fue un hombre muy comprometido con su tiempo. Con ideas marcadamente de Izquierdas, ocupó diversos cargos relacionados con la educación y la sanidad durante la Segunda República Española bajo los gobiernos de Manuel Azaña. Fue Secretario del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1933 durante unos meses, en 1936 fue nombrado Subsecretario de Sanidad y Beneficencia, cargo que tuvo que abandonar ese mismo año debido a que ocupó por Decreto el puesto de Secretario general de la Casa Oficial de Presidente de la República, cargo que ocuparía durante toda la guerra civil española, conflicto originado por la sublevación de una parte del ejército contra el gobierno de la República. Junto a Manuel Azaña compartió momentos delicados como el traslado de la capitalidad a Valencia (1937) o el final del conflicto en Barcelona (1939).
La Guerra Civil concluyó en 1939. Cándido Bolívar Pieltáin continuó defendiendo la República durante toda la contienda como muchos otros intelectuales y científicos. A punto ya de terminar la guerra y ante la cercana derrota republicana, Cándido parte a Vernet-les-Bains, localidad francesa donde se reúne con su familia y tras una breve estancia parte hacia América, lugar de su exilio.
En Julio de 1939 Cándido Bolívar llega a México, junto con su padre, Ignacio, ya muy anciano. Pocos años después moriría no sin antes promover junto a Cándido una nueva revista llamada Ciencia, buque insignia de las publicaciones del exilio científico y que es el órgano oficial de la Academia Mexicana de Ciencias.
Cándido fue contratado por la Secretaría de Salubridad para estudiar los simúlidos, insectos que transmiten unas microfilarias productoras de oncocerosis. En México se incorpora a La Casa de España, institución creada por Daniel Cosío Villegas con la intención de aglutinar a la gran mayoría de talentos emigrados a México durante la Guerra Civil. En 1941 es nombrado Profesor de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional y consiguió ser Director del Laboratorio de Entomología General y Médica de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional. Cándido Bolívar Pieltáin siguió desarrollando una gran labor científica en el exilio, prestando una especial atención a la entomología y dentro de ella a la fauna cavernícola en la que se había especializado. También siguió desplegando su interés hacia la espeleología, impulsando los primeros estudios en esta área en México y fundando, junto a Federico Bonet, el Grupo Espeleológico Mexicano y después la Asociación Mexicana de Espeleología. Al igual que con la Real Sociedad de Historia Natural Española, colaboró estrechamente con la Sociedad Mexicana de Historia Natural, de la cual llegó a ser presidente. Fue nombrado profesor honorario y doctor honoris causa por la Universidad Nacional Autónoma de México. Finalmente, Cándido Luis Bolívar Pieltáin falleció en la Ciudad de México el 22 de Noviembre de 1976, cuando contaba con 79 años.
Cándido Bolívar Pieltáin fue uno de los pioneros en la promoción actual del estudio y conservación del medio ambiente. Es justo reconocer su excelente labor científica de la que se benefició España hasta 1939, año en el que Cándido comenzó su exilio en México, país que gozaría a partir de entonces de los trabajos de este espléndido entomólogo y espeleólogo.