Claude Lévi-Strauss

1908 - 2009

Antropología

Claude Lévi-Strauss

1908 - 2009

Antropología

Ponme un Levi-Strauss

Pienso en Lévi-Strauss como un cocktail de muchos ingredientes repartidos en distintas dosis en esa gran coctelera de historias increíbles que fue el siglo XX. Así que vamos a ver qué elementos lleva un Levi-Strauss.

Tener raíces judías en el siglo XX te aseguraba una vida convulsa, no exenta de discriminación, persecución y violencia. Es este el primer aspecto de Lévi-Strauss, nacido el año 1908 en el seno de una familia judío-alsaciana en Bruselas. El judaísmo es un elemento que acompaña a cualquier buena historia del siglo XX aunque solo sea para dar un toque, un leve aroma, pues Lévi-Strauss, que vivió con su abuelo rabino tras la Primera Guerra Mundial, nunca mostró un gran interés por el judaísmo ni por la religión. Hay ingredientes que juegan un papel distinto y es difícil saber qué ocurriría si quitáramos uno en el resultado final. El contexto familiar es uno de ellos y en el caso de Lévi-Strauss tuvo la suerte de crecer en un hogar donde la cultura y el arte tenían valor en sí. Es este un componente que al añadirlo a la mezcla crece como la levadura y así despertó en Lévi-Strauss el interés por la naturaleza, lo exótico y el coleccionismo de objetos culturales. Con estos dos elementos, el cocktail que iba a desembocar en el futuro antropólogo iba cobrando forma.

Hay otros dos aspectos presentes en la biografía Lévi-Strauss que podemos decir son clásicos del siglo XX: la militancia marxista que le condujo al pensamiento de Marx y el interés por el psicoanálisis. A ello hay que sumarle la búsqueda por comprender la naturaleza a través de los procesos geológicos. Todos estos elementos iban configurando el futuro antropólogo, incluso la vocación frustrada de maestro, que lo aburría, o la renuncia de sus estudios en filosofía por considerarla una perogrullada a veces ininteligible que no le ayudaba a su doble objetivo: dotar de rigor científico las disciplinas humanas y comprender la humanidad. Este lo iba a conseguir gracias a la antropología, a través de examinar la diversidad cultural de las sociedades humanas y los subsistemas en que esta se divide. El parentesco y el mundo de lo simbólico (los mitos) fueron los dos subsistemas en que se centró Lévi-Strauss.

Pero fue una cosa tan insignificante como una llamada de teléfono la que permitió pasar a Lévi-Strauss de ser un respetado intelectual a un científico. En esa llamada a Lévi-Strauss le propusieron formar parte de la misión universitaria francesa en Brasil como profesor de sociología en la Universidad de São Paulo. Corría el año 1935 y el cocktail ya iba cogiendo el color definitivo. Tan fundamental como esa llamada sin duda fue el estar casado con una etnógrafa, su primera mujer Dina. Hasta 1939 organizaron juntos varias expediciones etnográficas al Mato Grosso y a la Amazonia que los pusieron en contacto con los indígenas caduveo, bororo, nambikwara, mundé y tupí-kawahib de cuya observación iba a obtener la documentación necesaria para sus futuras publicaciones. La primera de ellas, un tratado fruto de la observación directa: Contribution à l'étude de l'organisation sociale des indiens Bororo (1936). Lévi-Strauss ya olía a antropólogo, si bien como él mismo reconocía, poco o nada sabía de esta disciplina. Nunca asistió a clases, aunque había leído a los referentes de la antropología norteamericana Robert H. Lowie, Franz Boas y Alfred L. Kroeber y a los sociólogos franceses E. Durkheim y M. Mauss que dotaron de carácter científico a la disciplina. Ahora solo faltaba añadir el otro ingrediente básico para obtener un Lévi-Strauss, el estructuralismo que le iba a dotar del método para alcanzar un conocimiento científico del ser humano, una explicación a través del análisis de la cultura. Mediante el método estructuralista podía así rastrear las diferencias culturales y al mismo tiempo llegar a una explicación de lo universal comparando las distintas respuestas que da cada sociedad humana.

Para añadir el estructuralismo en la historia de Lévi-Strauss tuvo que darse otra de esas peripecias tan características del siglo XX: el exilio. Este es uno de esos elementos de contexto que determinaron el futuro de muchas vidas del siglo pasado y que vino propiciado por las dos guerras mundiales y las persecuciones racistas de las distintas dictaduras. La Primera Guerra Mundial a Lévi-Strauss le cogió siendo niño. La Segunda Guerra Mundial sí que la vivió en sus propias carmes pues participó como agente de enlace en la línea Maginot. Es ahora cuando ese elemento en forma de judaísmo, que pudo parecer superfluo al principio de la historia, cobra su importancia. Fue destituido de su trabajo en el liceo de Montpellier fruto de las leyes raciales de Vichy por ser considerado judío. Años más tarde publicaría dos alegatos contra el racismo por encargo de la UNESCO, Race et histoire, (1952) y 20 años más tarde Raza y cultura.

Durante el gobierno de Vichy Lévi-Strauss se refugió en Estados Unidos para poder seguir con su trayectoria profesional y fue a parar a la New School Social Research, en Nueva York, una institución ligada a la Fundación Rockefeller que pretendía rescatar a sabios europeos amenazados por la ocupación alemana. Otro de esos sabios rescatado de los nazis fue el lingüista Roman Jakobson a cuyos cursos acudió Lévi-Strauss. Con Jakobson conoció a Ferdinand de Saussure y los avances de la lingüística estructural. De este modo, ya estaban reunidos todos los ingredientes necesarios para obtener un Lévi-Strauss. Ahora solo hacía falta batirlos y los resultados en forma de tratados antropológicos fundamentales del siglo XX fueron cayendo poco a poco a lo largo de las décadas siguientes. Entre sus obras fundamentales en cuanto al parentesco fueron La vie familiale et sociale des indiens Nambikwara, en 1948; Les structures élémentaires de la parenté, en 1949 publicadas ya a su regresó a Francia donde se dedicó por completo a la investigación. En ellas expone la oposición entre naturaleza y cultura: «todo lo que es universal en el hombre corresponde al orden de la naturaleza y se caracteriza por la espontaneidad, mientras que todo lo que está sujeto a una norma pertenece a la cultura y presenta los atributos de lo relativo y lo particular» (Lévi-Strauss 1949: 41)

En ese mismo año realizó trabajos de campo en Chittagong, en la actual Bangladesh y los años posteriores consolida su tarea investigadora en el Collège de France y de l'École Pratique des Hautes Études, gracias a disponer de los Human Relations Area Files, la mayor base de datos sobre todas las sociedades conocidas. Junto al estudio del parentesco, su otra gran área de estudio se desarrolla entre los años 60 y 70: la preocupación por los mitos. El resultado final será la tetralogía Mitológicas, cuyo estudio continuará en los años posteriores con obras como Myth and meaning (1978), La potière jalouse (1985) e Histoire de Lynx (1991). El interés por los mitos reside en que Levi-Strauss comprendió que «la realidad verdadera no es nunca la más manifiesta; y que la naturaleza de lo verdadero ya se trasluce en el cuidado que pone en sustraerse» (Lévi-Strauss 1955: 46). Acabó también con la falsa antinomia entre mentalidad lógica y mentalidad prelógica, demostrando que el pensamiento de los «salvajes» avanza a través del entendimiento y no de la afectividad, al igual que el de las culturas consideradas superiores.

Su lectura puede ser degustada con placer, porque además de un gran investigador, Lévi-Strauss fue un gran pensador y un brillante escritor, lo que le valió ingresar en la Academia francesa en 1974. Ejemplo de su talento es Tristes tropiques, cuyo éxito traspasó las fronteras de la especialidad profesional y donde además de introducirnos en la antropología estructural, da detalles autobiográficos e invita a la reflexión filosófica. Su mayor preocupación fue dotar de rigor científico a las ciencias humanas y sociales, no solo mediante sus investigaciones, entrevistas y conferencias, sino también a través de revistas de las que fue cofundador como L’Homme. A ello no hay que olvidar su preocupación por demoler el humanismo occidental hegemónico que no respeta otras formas culturales de la naturaleza humana y tiende a eliminar la diversidad cultural. Lévi-Strauss pretendió forjar un nuevo humanismo basado en la unidad humana, pues pese a la aparente diferencia que muestran los registros culturales –fruto de la respuesta particular a ambientes diferentes y los significados sociales con que son explicados socialmente-, son todos ellos manifestaciones de una misma unidad humana basada en su capacidad de operar lógicamente.

Referencias

—1949 Les structures élémentaires de la parenté. París, PUF. Nueva edi­ción revisada: La Haye-París, Mouton & Cie, 1967.
—1955 Tristes tropiques. París, Plon. Nueva edición revisada: 1973.