Cualquier físico desearía haber vivido los primeros años del siglo XX porque suponen el nacimiento de una física apasionante y completamente alejada de nuestro sentido común. En esos años de persecución y odio, los científicos aprovechaban sus diferentes ideas acerca de la materia y de la radiación para discutir de ciencia. Entre los que se vieron obligados a huir de Alemania encontramos figuras relevantes que contribuyeron a construir esa física moderna que nos sumía en la probabilidad y la idea de la cuantización. Algunos encontraron un lugar para vivir en EEUU como Albert Einstein, Niels Bohr, Max Born, James Franck, John von Neumann y Arthur Haas. Todos ellos fueron piezas clave en el desarrollo de la mecánica cuántica, aunque no todos la aceptaron. Son famosas las discusiones entre Bohr y Einstein acerca de su validez. Einstein, reacio a aceptarla, y Bohr convencido defensor de la misma. Eran mentes prodigiosas capaces de destacar en otras ramas. Arthur Haas, por ejemplo, en cosmología relativista y John von Neumann, conocido como el padre de los ordenadores, en matemáticas. Les honran Premios Nobel, pero el respeto mutuo era mejor que cualquier premio. Como ejemplo, Born dijo sobre Einstein «es la mayor hazaña del pensamiento humano sobre la naturaleza».