Algunos científicos no solo soportaron una guerra, sino que tuvieron que lidiar con las penurias de dos. Erwin Schrödinger fue uno de ellos. Tuvo que huir de Austria debido a su rechazo al antisemitismo nazi durante la Segunda Guerra Mundial y a pesar de ser físico, jugó también un papel clave en la la biología, ya que anticipó algunas de las características del código genético. Además, vaticinó que el ADN debía ser una molécula compleja, regular y no repetitiva. Pocos años después, Watson y Crick descubrirían que Schrödinger estaba en lo cierto. La pareja de científicos Salvador Edward Luria y Max Ludwig Henning Delbrück, obligados a partir a Estados Unidos, diseñaron un experimento que les permitió demostrar que las mutaciones genéticas no eran una cuestión solamente de adaptación al medio o selección natural, sino que la aleatoriedad tenía un papel fundamental: el test de fluctuaciones. Sanderson Haldane, no solo tuvo que sufrir la guerra, además tuvo que luchar en ella. Fue el padre de la genética de poblaciones y, como los demás, nada le impidió ser clave en el mundo de la ciencia. Ni siquiera la guerra.